Fui a Bolivia con mi hija de 20 años de la mano de Nuevos pasos animada por una amiga que ya había estado con ellos. Recuerdo con alivio cuando Joan Bel vino a buscarnos al aeropuerto en aquella tierra tan nueva para nosotras, me sorprendió sentirlo atareado y al mismo tiempo tan cercano y natural sin conocerlo de antemano, también me impactó el cuidado y la delicadeza de Lucia al llegar a casa con un pollo recién hecho en una olla con mucho uso, …tenia el sabor de los pollos de granja de antes y descubrimos con el tiempo que esería un plato poco usual en la casa. Solo llegar Carmen nos ofreció cooperar con los niños del jardín de infancia, con “personitas” tan espontáneas que nos permitía espacio de cierta serenidad para adaptarnos respetando nuestro ritmo. Cada persona que conocíamos en la iglesia, comedores, o en el hospital era un encuentro sencillo, fácil y llano, compartiendo a menudo los mismos ideales humanos. Carmen y Joan me enseñaron en varias ocasiones cómo a veces es posible poner por delante la escucha a la persona que sufre, a pesar del cansancio, y los frutos tan ricos que pueden derivar de ese encuentro. Me dieron la gran oportunidad de compartir la Comunicación No Violenta con grupos diferentes de personas, algunas en situación de vulnerabilidad, con ganas de aprender y crecer, lo cual me ayudó a madurar como persona y a afrontar retos importantes en mi camino para lograr ser formadora certificada por The Center for Nonviolent Communication. Lo único que puedo decir es que me siento muy agradecida y que mi experiencia en Bolivia fue una inflexión en mi vida.
María Lin Pérez-Clavo Soler